Imagen de acusado sentido patético, reflejo del gran dolor que siente por la pérdida de su hijo. Sus ojos, enrojecidos por tantas lágrimas vertidas, quedan marcados aún más por la palidez de la policromía.
El gran dolor de su corazón, la mirada baja y la forma de sus manos hablan por sí solas: ¡ Hijo mío ¿quién os ha puesto así? No me quejo Señor de los que te han quitado la vida. ¡ Oh Padre Eterno! Recibe mi cuerpo igualmente que os lo ofrece en su espíritu, y haced de hoy más con los pecadores copiosa misericordia, pues por ellos habéis hecho en vuestro Hijo tan rigurosa justicia.
La sobriedad de sus vestiduras en la tarde-noche del Sábado Santo Alhameño, cierra una incipiente procesión que la Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno organiza desde el año 2005, fecha que me fue encargada la imagen, terminada en madera policromada de las llamadas de vestir.