Después de haber sufrido tan inhumano sufrimiento de la flagelación, Jesús es condenado a muerte de la forma más vejatoria que los romanos reservaban para criminales y ladrones: la crucifixión. Todavía tiene que soportar el peso de la cruz por el largo trayecto de las calles de Jerusalén que le llevarán hacia el Gólgota, su triste destino.
Jesús carga el madero sobre su hombro izquierdo. Sus manos y piernas no resisten tan pesada carga, de ahí el ligero arqueo de su cuerpo hacia delante. Acaba de dar un paso al mover su pierna izquierda, creando de esta forma sensación de movimiento.
Pequeños regueros de sangre recorren la sudorosa frente, procedentes de la corona de espinas tallada sobre la cabeza. Con su mirada cabizbaja, busca la complicidad del espectador para transmitir sensación de sumisión y pena, acrecentada por la lágrima que brota de su mejilla.
Esta escultura es de madera policromada a tamaño natural de las denominadas de vestir. Por encargo en el año 2007 de Don Antonio López Jiménez, recibiendo culto en la Parroquia de San Ginés, pedanía de Murcia, procesionándose en su Semana Santa a partir del mismo año.
Aprovechando el deseo del propietario de la imagen, D. Antonio López, de reparar algunos desperfectos en la corona de espinas y policromía, se procedió, con su autorización, a retocar la talla de la barba y a realizarle una nueva policromía. También se han incorporado elementos artificiales, como lagrimas de vidrio y pestañas de pelo natural, que realzan el naturalismo del rostro de Jesús.