La imagen de Cristo Crucificado nos recuerda la muerte de El Salvador de una forma cruel. Su representación es la más común en el arte cristiano. En este caso se ajusta una vez más a los cánones habituales de mostrar su cuerpo desnudo, tapando sus genitales con un paño de pureza. El oprobio que pudiera representar la corona de espinas en su cabeza, en este caso le dignifica, formando parte de la propia talla de madera. Cabeza inclinada, rostro con expresión serena, cuerpo ligeramente arqueado, ojos cerrados tras producirse su inminente muerte. Se omite las huellas de la Pasión deliberadamente para dulcificar la visión del espectador de una manera sosegada y plácida.
Sus dimensiones son 185 cms. de alto y 145 cms. de ancho. Talla de madera barnizada, con ausencia total de policromía. Recibe culto en la Iglesia Parroquial de Los Narejos (Los Alcázares-Murcia).