A la escultura del Crucificado se le unen dos imágenes de excepción, La Virgen y San Juan. Este momento del Calvario lo describe el propio Juan en la denominada Tercera Palabra de Jesús en la Cruz: “Viendo Jesús a su madre, y al discípulo que él amaba, el cual estaba allí, dice a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Después dice al discípulo: Ahí tienes a tu madre” (Juan 19,26-27)
La imagen de Jesús es de talla completa, a diferencia de las de San Juan y la Virgen que lo son de vestir, a solicitud de la propia Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de la ciudad de Alhama de Murcia, que son procesionadas desde el Sábado Santo del año 2007 en la procesión de “Las Siete Palabras”.
El momento pasionario ha quedado congelado en el instante que Jesús se dirige a su madre. Uno frente al otro, hay una comunicación en sus miradas. San Juan al pie de la cruz es testigo excepcional del momento.
He deseado variar para este Crucificado con la disposición de tres clavos, tanto tiempo utilizado por el arte por razones estéticas. Incorporo el oprobio de la corona de espinas tallada sobre la propia cabeza, adquiriendo una apariencia más naturalista. Pequeños regueros de sangre brotan de su larga cabellera. El paño de pureza apenas es perceptible, dejándonos ver su desnudez tímidamente.
Imagen que invita a recibir culto sagrado por la devoción que transmite a los ojos del espectador.